miércoles, 28 de mayo de 2014

De Estación Central con amor



No todos los mortales están preparados para apreciar la "exótica" belleza de Estación Central -como diría don Hermes respecto a su enigmática hija, Betty, la fea-. Incluso es probable que tal como con un mino porfiado de cara, el vulgo se refiera a ésta como un simpático lugar antes de llamarlo lindo. Ay de ellos/as, pobres infelices. Porque Estación Central tiene un encanto único, pícaro, al borde de lo ¿huachaca?
                          
Déjenme contarles mi historia. Conocí Estación Central en 2007, cuando me trasladé a estudiar a "la capitale". Era una cabra hueona, cuyos conceptos de lo estético estaban encerrados en las clásicas casillas impuestas por el capitalismo (yaaaaaaaaaaaaaaaaaa, oeeeeeeeeeee). Si bien había visitado la comuna en mi prístina infancia, no era mucho lo que recordaba. Pero un día llegó esa magna fecha de ir a matricularse a la nunca bien ponderada y siempre vilipendiada Usach. Mi tía y yo llevábamos nuestras canastas con panes con pernil de shansho, el buen huevito duro, todo lo que provisiona a un rancagüino de corasound.

Y nos bajamos de nuestra carreta tirada por vacas colocolinas. Lo primero que pensé fue "puta que es cochino". Sí, pues el común de los mortales, más que encontrar fea la zona aludida, la encuentran cochina, desalineada, sin mucho cuidado facial, ¿me captan la ondita?

No recuerdo bien si ese mismo día o semanas después mi tía me acompañó a buscar un sitio donde vivir. La cosa es que recién en ese momento comencé a deshacerme de ciertas ideas y pude empezar a apreciar la belleza bellaca del lugar. Es así como recorrimos Villa Portales, un sector muy cachilupi y con harta historia. Le cuento: se trata de un barrio insigne para la arquitectura shilena, pues innovó en la manera de pensar la vivienda socialsss.

Es de lujo. Hay más de 30 blocks con mosaicos fresas, bajorrelieves hechos eminentemente bajo los efectos de mary jane y plazuelas shuer locas. Además los edificios están conectados a través de pasarelas supersónicas... En fin, Villa Portales es la raja y su arquitectura se fusiona con los espacios de la Usach que la rodean. Chitaquelindo.
Yo viví en Villa Portales poh, tal como una celebridad en Manhattan (?) Si bien no estuve en uno de sus blocks, sí arrendé en una de las casas que se ubican dentro del complejo habitacional. Era "loco, bien loco, bien loco". Todos los días caminaba a clases, de vuelta de éstas y lookeaba los edificios, la gente, los perros y los gatos, todas esas cosas "maravillosas y desconocidas", diría mi querido Mario Hugo.

 
Con las semanas, mis amistades me llevaron a recorrer -ellos me llevaron, yo no quería XD- Meiggs, "Estación Central Center" -entiéndase lo referido al comercio- y lugares varios. Era la zorra. Medio cochino, pero la zorra: gente vendiendo anticuchos en la calle; mancebos y bellacas huachiturras ofreciendo mp3 de hipsters - yo estaba japi, japi, porque todavía pertenecía a la dimensión del discman-; individuas e individuos tocando guitarra eléctrica en medio de la cashe, en las micros, aplicándole al jazz en la estación de trenes; galerías de libros y revistas del año del copi... Todo era la raja

Y aunque usted pueda decir "no te dai cuenta el énfasis que le ponís a la idea de consumir, capitalista culiá", yo le respondo "mira gil culia@, don Gabriel Salazar estaría feliz en Estación Central, porque la gente se apodera de la cashe". Ya, muchos se empoderan pagando patente, otros no. Pero la hueá es que éste es mi texto y yo mando, así que cierra el hocico XXXXXXX.

Además, los cachivaches son ultra baratos, así que qué tanto.

¿Quieren saber más? Cuenta la leshenda -mentira, lo dice un capítulo de Canción Nacional, el programa de C13- que en los ochenta parte de la movida punketa, new wave y toda la gente shuer loca de esa década se arrejuntaba en una especie de galpón de Matucana, una de las calles más cochinas de Estación Central. ¡Cómo le quedó el ojo!

Además, la comuna también tiene su componente romanticón por la misma presencia de la Usach. Lo anterior, por sus áreas verdes abiertas al público -aunque muchos quisieran cerrarla y unos cuantos doble estándar se quejen de que caminan por allí huachiturros- y la estación de trenes, que en sí misma hace referencia al compadre de la Torre Eiffel. Súmale sus grandes alamedas al estilo Allende y las protestas en el frontis de la Usach, el olor a lacrimógena cuando queda la zorra y las intervenciones shuer locas y artísticas en magno espacio -éstas últimas son más tranquilas, así que apacíguese-. Ya sé, a algunos no les gusta mucho el hueveo, a mí tampoco me fascina. Pero una hueá es una hueá y otra hueá es otra hueá XD.
En otras palabras: la ciudad es pa' habitarla, no pa congelarla en una foto de putifrunci. "A lo vio". Y hay otro lolo que también ama Estación Central. Un tal Redolés que le dedica poemas a una lola bellaca, a los machos de la comuna, a su gente pulenta.
En fin, yo amo Estación Central con fervor y frenesí. Aunque digan que asaltan a los pajarones y a los gringos de paso por allí -gringos, otro dedito hacia arriba para la comuna; Aunque huela a alcantarilla cerca del Mall Alameda; Aunque la gente sea fea -todos los dicen XD-; Y aunque muchas veces te cierren el metro, porque mis queridos correligionarios de la Usach se ponen a quemar neumáticos fuera de donde vivo -miraquépoético-.

Contigo pan y cebolla



Te quiero, Juan
En serio te quiero
Te quiero más que al pan con shansho
Incluso te di mi marraqueta calentita de arrollao de huaso con tomate y ketchup
¿Viste que te quiero caleta, mi pichula suelta?
Y voh
Que me cambiai en el boliche hasta por una pilsen
Tan rasca que fuiste a salir, Juan
Pero igual te quiero yo
Eris, eris…
¿Cómo es que se dice?
Mi pierna pelúa, eso eris
El que me calienta en invierno las patitas cuando falta plata pa’ la parafina
Aunque haya caído tu diente oro, Juan
Aunque a veces te le vaya el ojo mirándole el poto a la vecina de la esquina
Aunque no sabís ocupar bien el Axe, Juan
Aunque pasís al café con piernas a gastarte la matrícula del Brayatan
Aunque me digai “ponte en cuatro, Yolanda”
Puta, Juan
Discúlpame por ser tan cabeza de caca
No debí meterme a la nocturna a sacar el segundo medio,
Juan
Menos mal que tengo a alguien como tú
Alguien como tú, que me cuida
Que me quiere tal cual soy,
Como las mentitas poh
“Chica, gorda y picante”
Eris, ¿cómo es que se dice?
Mi pierna pelúa, eso eris.